Dom. Sep 24th, 2023

Domingo 7 de abril de 2019.
Por: Mario Mesa
mesa_mario@yahoo.com
Santiago de Chile.

“Here comes the Sun again…”
The Beatles.

Zona de meta de Maratón de Santiago 2019. (M. Mesa, 2019).

No siempre los caminos de un lugar a otro son rectos, algunos tienen varias curvas y una de esas rutas extrañas fue la que emprendí un jueves de comienzos de abril del año 2019.

Se trata de un viaje que pretendía llegar a Boston (USA) el lunes 20 de abril de 2020, pero que requería hacer una escala en la ciudad de Santiago de Chile en ese abril de 2019, más exactamente el domingo 7, y si quisiera resumir el nombre de ese viaje de más de un año en dos palabras serían: BOSTON QUALIFIER.

MARATÓN DE SANTIAGO, DE TALLA MUNDIAL:

La brasilera Karen Cristina Da Silva acaba de pasar meta en Maratón de Santiago 2019, esta carrera es una muy buena opción para correr los 42 Km 195 metros sin salir de Suramérica! No nos piden visa, se corre en Español. (M. Mesa, 2019).

En el año 2007 nació una maratón en el Sur de América: 6,800 pioneros inscritos oficiales salieron a las calles de Santiago de Chile a dar pasos que fueron cimientos de un proyecto que el pasado domingo 7 de abril de 2019 completó su edición número 13, la MARATÓN DE SANTIAGO. Hoy en día esta es una firme opción para quienes vivimos en Sudamérica para correr los 42 Km 195 metros con un alto estándar de calidad. Cuenta con todos los avales de la IAAF-AIMS que la hacen oficial clasificatoria a  Boston. Este reporte recoge parte de lo vivido en ese viaje que tomamos +33mil corredores. Mi relato va en ese VIAJE A SANTIAGO, las experiencias del camino en la ciudad hasta la línea de salida y el VIAJE EN SANTIAGO, ese recorrido a pie que mide 42 Km 195 metros y dura diferente para cada atleta, quien vive diferente esa extraordinaria experiencia para confluir a la misma meta al lado de la Bandera del Bicentenario.

AGRADECIMIENTOS A COPA AIRLINES:

COPA AIRLINES nos ofrece a los corredores un programa muy especializado COPA RUNNERS, en el cual se obtienen tarifas especiales en los boletos aéreos para cuando viajamos a las carreras atléticas internacionales. Además con Copa Airlines se puede disfrutar de más frecuencias en horarios más convenientes, conectando a través del Hub de las Américas® en Panamá, así podemos organizar la ruta según nuestras necesidades.

Es un producto que está disponible en la página web www.copaair.com/runners

Postales de viaje, atardecer del jueves 4 de abril de 2019 en aproximación al Hub de las Américas® en Panamá, para la conexión a Santiago de Chile. (M. Mesa, 2019).

AGRADECIMIENTOS A NEW BALANCE:

Una marca que nació en Boston en 1906 y que ha estado a la vanguardia en desarrollo de tecnología para correr. A partir de 2017 New Balance es la marca deportiva patrocinadora oficial de Maratón de Nueva York y desde 2018 otra World Marathon Major: Londres.

New Balance tiene una fuerte presencia en Chile, una marca muy apreciada allá como en muchas partes. Desde hace algunos años New Balance Colombia apoya coordinado con la Federación Colombiana de Atletismo la participación de jóvenes atletas élite colombianos en las NB Finals, competencias de pista que se realizan en Santiago de Chile.

Stand de New Balance en la Expo de Maratón de Santiago 2019. (M. Mesa, 2019).

EL RESTO DEL APOYO:

Preparar una Maratón, y en general darle al cuerpo el apoyo que requiere llevar una vida sana alrededor del deporte se puede optimizar, para eso en Colombia hay marcas de gran calidad como USANA Nutrición Celular, Productos Going,KT Tape Colombia, Physical Care. A ellos el agradecimiento.

BOSTON QUALIFIER:

Línea de SALIDA de Boston Marathon, para millones de atletas de todo el mundo el sueño es lograr la marca clasificatoria (Boston Qualifier) y ser aceptado para poderse parar en esa línea de salida para los 42 Km 195 que en nuestro mundo del Running equivalen a un Doctorado en Harvard!. (M. Mesa, 2018).

Muchos de quienes amamos el correr hemos ido organizando nuestro “escalafón de carreras”, esa ruta a la excelencia que suele empezar por la caminata de 5K o trotecito 10K en la CARRERA TAL, un domingo cualquiera en nuestra ciudad de residencia, y a la que llegamos por accidente o por propia voluntad.

Y a medida que repetimos varias 10K empezamos a otear al horizonte que distancias mayores puede haber, y empezamos a explorar por los terrenos de la 15K (en Guasca a fines de este año habrá una muy chévere de New Balance), para tomar impulso a la retadora Media Maratón como la de Bogotá el último domingo de julio.  Y dependiendo de  la velocidad a la que gire el planeta de cada persona en el horizonte de vida aparecerá la “cordillera del maratón”, los míticos 42 Km 195 metros y esa cordillera imaginaria que tiene su piedemonte en destinos tan variados, tan diversos como ciudades y países hay en el mundo, aparecerá tarde o temprano un Monte Everest con nombre de ciudad: BOSTON.

El proceso mío a BOSTON fue algo particular y empezó hace dos décadas, un brusco cambio del semifondo en pista (800 y 1,500 metros planos) en tiempos de Universidad Nacional y primeros años de vida laboral como Geólogo de Pozos petroleros llevó a un viaje de paso por Nueva York el primer fin de semana de noviembre de 1997 para ver desde el andén la maratón de la Capital del mundo se convirtió en una invitación a volver allí un año después pero ya con los New Balance puestos para explorar los 42K 195 metros que repetiría en 1998, 1999  y 2000 en esa ciudad, y desde allí escuché “cantos de sirena” desde el otro lado del Atlántico que me jalarían a correr la Maratón de Londres en 2001, y estando allí el olor a pan francés recién horneado enrumbó mis naves a la Maratón de París en abril de 2002, y fue en esa meta de París 2002 que el buen tiempo de carrera me hizo reflexionar que tenía “MARCA PARA BOSTON” y me animé a correr Boston Marathon en abril del siguiente año: 2003. La intención entonces era correr UNA BOSTON, nada más.

Pero como decía John Lennon: “Life is what happens to you while you are making other plans”, y lo que fuera la intención inicial de correr UNA  Boston Marathon en mi vida, pasó a convertirse en UNA intención de vida, un propósito de vida.

Es así que al  momento de empezar a escribir estas líneas a 30 mil pies de altura en el Vuelo 977 entre Ciudad de Panamá y Santiago de Chile en la oscuridad de la noche suramericana repaso el camino de las pocas o muchas (depende cómo lo mire uno) maratones que he corrido en mi vida y las 15 maratones de Boston que completaré en una semana son un muy alto porcentaje de mis medallas, y ese propósito de vida es lo que me lleva en este vuelo al sur: a buscar el exigente tiempo clasificatorio para la que sería mi Boston Marathon número 16 el 20 de abril del año 2020. Lo que en mis motivaciones  he dado por llamar “Visión 20/20.

Es acá donde debo bajarle un poco a las revoluciones de mi corazón y explicar el detalle de que si alguien quiere correr la Maratón de Boston debe previamente hacer una exigente marca en esa distancia en una carrera, la cual debe contar con las mediciones certificadas y avales necesarios (usualmente de la IAAF/AIMS). Lograr esa marca de tiempo es lo que llamamos los corredores el BOSTON QUALIFIER.

Lo he hecho quince veces antes, unas con más angustias que otras, la marca la he logrado en la misma Boston, en Miami, París, Berlín o Sevilla. Algunas más angustiosas que otras, como la vez que la intención de clasificar a Boston 2013 en la misma Boston del 2012 se “derritió” por el inclemente calor, y que me obligó a armar plan de emergencia a la Rock and Roll Marathon de San Diego (California) ese junio de 2012, viaje de “weekeend” desde Colombia que afortunadamente me dio laa marca la Boston Marathon 2013, la tristemente célebre por los atentados.

Lo que complica un poco el objetivo para clasificar a Boston Marathon es que por la excesiva demanda de cupos con muchos más Boston Qualifiers que cupos en el proceso de inscripciones de septiembre 2018 para la Edición 123 de Boston 2019 (+6,000 aspirantes se quedaron por fuera)  los organizadores de carrera, la Boston Athletic Association, tomaron la decisión de correr cinco minutos más exigente esas marcas, y el lo que me afecta es que de tener para mi rango de edad (50-54 años marca requerida de 3 horas 30 minutos ahora que estoy más viejo que el año pasado debo correr en Santiago de Chile como mínimo esos 42 Km 195 metros en 3 horas 25 minutos, tarea que no es nada fácil, pero tampoco es imposible.

Esa expectativa, la de llegar rayando el mediodía del domingo 7 de abril de 2019 a la línea de meta en Santiago de Chile parando el crono en 3 horas 25 minutos o menos es lo que me ha tenido corriendo todos estos meses en las madrugadas bogotanas para los trabajos de velocidad o en jornadas que se han extendido hasta rayar el mediodía con los trotes largos buscando que mi cuerpo se adapte a los nuevos y exigentes estándares en refrendar ese nobiliario título de Boston Qualifier para volver a esa, la Meca de las Maratones en abril del 2020.

En fin, ya con este “breve” contexto es que inicié en Bogotá el viaje a Chile, que  yo llamo para mi entrenamiento mental el “vuelo a Boston” con escala en Santiago de Chile.

Había un objetivo adicional en esa carrera, al lograr la marca a Boston 2020 (menos de 3 horas 25 minutos) también se aseguraba corral adelante para la Ultra que correré en Sudáfrica:

http://www.comrades.com/

En esa carrera de 87 Km entre Durban y Pietermarizburg por el Valle de las Mil Colinas dan 12 horas de plazo para terminarla, medidas desde el disparo de salida, de manera que salir en un corral adelante entre esos 23,000 corredores si es una ventaja. En caso de lograr menos de 3 horas 40 minutos me ubicarían en el Tercer Corral ( C ) de adelante hacia atrás, muy bueno.

JUEVES 4 ABRIL 2019.

EL  VIAJE DE IDA:

Peregrino abordando el Camino de Santiago: En la tarde del jueves 4 de abril de 2019 inicia en viaje de Bogotá a Santiago de Chile. (M. Mesa, 2019).

A media tarde del jueves 4 de abril inicié viaje despegando del Aeropuerto Internacional El Dorado  hacia Ciudad de Panamá al Hub de las Américas de Copa Airlines, en donde luego de una cómoda conexión empecé a las 9:20 pm el Vuelo al Sur hacia Santiago de Chile, a donde por itinerario, como nos tiene acostumbrados la aerolínea más puntual del Mundo, aterrizamos a las 5:45 am del viernes 5 de abril en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez (también conocido como Aeropuerto de Santiago-Pudahuel).

VIERNES 5 ABRIL 2019.

“BIENVENIDOS A SANTIAGO DE CHILE…”

Es de gran responsabilidad diligenciar correctamente la Declaración Jurada de Servicio Nacional de Aduanas para ingresar a Chile, país que su economía es muy fuerte en la industria agrícola (viñedos) y que protege de posibles plagas vegetales del exterior. (M. Mesa, 2019).

Eso fue lo primero que escuchamos cuando en anuncio de cabina el Capitán del Vuelo CM 277 de Copa Airlines, y nos confirmó la hora local 5:45 am que no coincidía con la de mi Garmin (3:45 am), pues Chile continental  está dos horas más tarde que Colombia, tan pronto salí del Aeropuerto reajusté el Garmin con el satélite, ese sería el primer ajuste de este viaje, pues a la medianoche de sábado 6 a domingo 7 de abril nos tocaria a todos un nuevo reajuste que corresponde a la época de invierno, a esa hora a pocas horas de salida de carrera Maratón de Santiago al marcar los relojes las 00:00 horas de domingo 7 de abril se debieron atrasar a las 11:00 pm de sábado 6 de abril, lo cual para no extender este relato de usos horarios concluye que al momento de salir la Maratón a las 8:00 am de domingo 7/abril/2019 eran las 7:00 am en Bogotá. 

Antes de reclamar maletas cambié USD$80 a una tasa de $640 pesos chilenos por dólar para recibir $51,200 pesos que funcionaron bien para lo moverme cómodamente por Santiago.  Sigue la maldición llamada Ley de Murphy que siempre que compras o gastas algo, enseguida lo encuentras a mitad de precio, pues más tarde en las calles de Santiago en las casas de cambio era mejor: $670 pesos por un dólar. No era mucha plata pero esa Ley no falla.

Algo que me llamó la atención del proceso de Inmigración a Chile allí es el estricto control aduanero respecto a productos agrícolas: tienen máquinas para escanear todas y cada una de las maletas detalladamente, no se les pasa nada (en mi caso un par de bananos que había tomado en aeropuerto), y tiene que ver con la protección a la industria vitivinícola chilena, pues ya ha pasado hace muchos años que una plaga acabó con muchos viñedos, es así que el formato de declaración de ingreso del Servicio Nacional de Aduanas incluía un párrafo muy extenso que iniciaba con:

“Que productos VEGETALES debo declarar?

Frutos y hortalizas (frescas, secas, deshidratadas, congeladas y agroindustrializadas). Todo tipo de material  vegetal de reproducción. Se incluye entre otros a plantas vivas, partes de plantas (hojas, tallos, raíces, estacas, ramillas, tubérculos, bulbos u otras estructuras botánicas)….”

Eso incluía el potasio y fructosa encascarados del par de bananos de mi equipaje de mano…

Luego de dejar mis valiosas frutas en la Aduana, salí con maletas a buscar el transporte a la ciudad, y el balance ente costo/beneficio lo ganó la opción de una camioneta colectiva, que se denomina “TRANSFER”, y por el cual pagué USD$11 por el transporte en el cual iba medio vacío con una pareja de hondureños y yo. Agustín. el conductor de esa empresa llamada www.transferdelfos.cl nos sirvió de muy buen guía en ese recorrido de menos de una hora con algo de trancón pero fluido, y desde el cual aprovechamos para contemplar cómo fue aclarando el cielo en la “precordillera” la serranía que delimita al oriente el Valle de Santiago.

SANTIAGO BACKPACKERS:

Son menos de las 10 de la mañana de viernes, hace menos de cuatro horas que estaba aterrizando en el  Aeropuerto Internacional de Santiago-Pudahuel de Santiago de Chile y uno de los beneficios de hospedarse en un sitio tan estratégico cono Santiago Backpackers es que caminé solo tres cuadras desde allí a la Plaza de Armas, donde por información clave en recepción del Hostal, estoy a punto de tomar un tour gratis a pie, ofrecido  por la Oficina de Turismo de la ciudad. Al fondo la estatua ecuestre de Don Pedro de Valdivia, fundador de la ciudad y más al fondo las letras que abrevian “Santiago de Chile” y que son punto imprescindible de foto de quienes visitan esa ciudad. (M. Mesa, 2019).

Al Hostal Santiago Backpackers, en la Calle Mac Iver entre calle Santo Domingo y Catedral llegué luego de unos 50 minutos de viaje en la Van de Patricio.

Hace mucho tiempo que decidí para mis viajes a maratones fuera de Colombia tener como primera opción pedirle posada a amigos si allá los hubiera, o como segunda opción (la más frecuente) alojarme en hostales de mochileros, en la cual solo encuentro ventajas: ECONÓMICA: con lo que pagaría una noche de hotel convencional me alcanza para pagar a veces cuatro noches de hostal. CULTURAL: es increíble la inmersión en aprendizajes de experiencias de vida cuando te sientas a compartir el desayuno con viajeros de remotos lugares, datos acerca de lugares que pueden ser uno de mis próximos destinos de carrera (o que no lo era pero luego de esa conversación entran en lista de pendientes). ALIMENTICIA: El tener acceso a una cocina para preparar ya sea mi batido de USANA, o una pasta pe-carrera, o un salmón con verduras comprado en el mercado local al precio que la mayoría de gente paga por un Mac Combo que no te aporta nada bueno. ESTRATÉGICA: Es impresionante, pero esos hostales de mochileros suelen ser estar a “walking  distance”, a un par de cuadras de lo más atractivo para conocer en una ciudad. SERVICIOS ALTERNOS RAZONABLES: El compartir alojamiento con personas que recorren el mundo con una mochila al hombro y unos cuantos dólares en el bolsillo te enseña a optimizar el uso de tu dinero de viaje, en cosas como saber dónde compran los locales y no los turistas, unirse a tours gratis por la ciudad guiados a pie o en bici. SIN EMBARGO, hay que estar dispuesto a romper algunos paradigmas acerca de la manera que conocemos la hotelería, por ejemplo el estar compartiendo la misma habitación con otras siete personas que están en otro plan (a veces de rumba) donde no todos se despiertan o se acuestan a la misma hora), o tener los servicios sanitarios y duchas comunales afuera de la habitación, uno aprende a manejar reglas de convivencia y hay mucho respeto por los demás. Hasta ahora luego de muchos años de quedarme en hostales todo han sido gratas experiencias. La vida en un hostal en cierta forma es  un reflejo de la vida misma, nuestro tiempo de estadía es relativamente corto y lo que tenemos es pasajero, es prestado y solo nos llevamos lo que vivimos: las experiencias.

Foto del mapa de Santiago en el cual al hacer mi checking en el Hostal me indicaron los sitios claves para visitar en la ciudad, y donde comprar bueno y barato, esa es info muy valiosa especialmente si no se tiene mucho tiempo en la ciudad. (M. Mesa, 2019).

Todo eso que acabo de mencionar lo viví en este viaje a Santiago de Chile hospedado en Santiago Backpackers, por ejemplo una hora después de hacer mi check-in y dejar mi equipaje en la habitación comunal ya había preparado mi desayuno con ingredientes que traía y ya estaba  iniciando un tour cultural gratis ofrecido por la oficina de turismo de Santiago al cual llegué por indicaciones del alemán que me atendió en recepción. Estratégica resulto además la ubicación de Santiago Backpackers al estar en esa cuña delimitada al occidente por la Calle Manuel Rodríguez (Estaciones de Metro Los Héroes-Santa Ana, y al oriente la punta de esa cuña se forma al unirse En la Plaza Italia las Avenidas Presidente Balmaceda con Bernardo O’Higgins.

Un atleta le toma la foto a su compañera en el aviso de STGO en Plaza de Armas de Santiago. Ambos viajaron a la ciudad para la Maratón. (M. Mesa, 2019).

En ese sector está la mayoría de sitios a visitar, como la Plaza de Armas, el Cerro Santa Lucía, el entramado de Portales y Galerías comerciales, el Mercado Central y el Palacio de la Moneda.

Y por supuesto allí también ocurre lo esencial de la Maratón de Santiago: La Expo en parte superior de esta cuña en la Estación Mapocho, y la salida/meta de carrera en un costado del Palacio de La Moneda por Av. Libertador Bernardo O’Higgings ente calles Morandé y Teatinos.

TOUR DE LAS GALERÍAS Y LOS PORTALES:

El arco que se ve por un costado del edificio a mitad  de cuadra (con puerta de rejas es lo que en la arquitectura de Santiago de Chile se conoce como un portal, un corredor peatonal. El de la foto en particular es el Portal de las Carteras, que tuvo su apogeo por allá en 1930, y que hoy es un pasaje de cafés y pizzerías, sobre Calle Catedral en costado norte de la Plaza de Armas. (M. Mesa, 2019).

Ese tour gratis lo ofrece el Departamento de turismo municipal de Santiago de Chile, localizada en el Edificio Gubernamental de la Plaza de Armas (la plaza desde donde se expandió Santiago luego de ser fundada el 12 de febrero de 1541 por el Conquistador español Pedro de Valdivia, de quien hay una estatua ecuestre diagonal a la Oficina de turismo.  Nuestra guía Carolina nos preguntó a las seis personas que tomamos el tour de donde veníamos y hay no fue tan multicultural la cosa, tres  venían de Medellín, yo de Bogotá y el promedio lo salvó una Señora chilena y  su hija.

Valga la aclaración que no estuvimos visitando galerías de arte, sino del patrimonio arquitectónico de la ciudad con una gran cantidad de galerías o pasajes comerciales que fueron expandiéndose desde la Plaza de Armas, y que desde su construcción  en la primera mitad del Siglo XX han ido evolucionando con los cambios de los gustos de los Santiaguinos. Este fue un proyecto del urbanista  austriaco Karl Brunner incentivando a quienes incorporaran pasajes comerciales en sus edificiaciones, con la finalidad de trasladar el comercio que en ese entonces existía en la Plaza de Armas, es así que en el centro histórico de Santiago de Chile existen alrededor de 77 galerías comerciales abarcando más de 5,000 metros cuadrados.

En uno de esos pasadizos peatonales del centro de Santiago hay una pequeña estatua de quien le da el nombre a esa ciudad: el Apóstol Santiago, si, el mismo que inspira el Camino de Santiago de Compostela por el nordeste español, uno de los pendientes de vida de quien escribe estas líneas. (M. Mesa, 2019).

Lo primero que detallamos  fue el antiguo “Portal de las Carteras” siendo portal ese corredor comercial entre la fachada interna del edificio y una fachada más externa, ese en particular tuvo su auge entre 1920 y 1950 y allí se conseguía lo mejor de la marroquinería. Hoy en día no queda nada de ese comercio y en su lugar hay agradables cafés con mesas y sillas de  vista privilegiada a un costado de la Plaza de Armas. A medida que avanzamos por el Tour Carolina nos mostró como se ha focalizado el comercio y en una galería encuentras únicamente salones de belleza, en otra únicamente joyería, etc.

La Casa Colorada, es de la época de la Colonia española y es de las pocas edificaciones que aún permanecen en pie en Santiago de esos tiempos de dominio español, pues hace dos siglos al darse la independencia los locales demolieron la mayoría de construcciones que recordaran esa época de dominio español. En 1888 la pintaron de rojo y desde entonces se le conoce así, como la Casa Colorada En el sismo que hubo hace unos años en Santiago tuvo severos daños y el Museo de Santiago que allí funcionaba está cerrado a la espera que acabe su restauración. (M. Mesa, 2019).

Mención especial merece el nivel subterráneos de la Galería Plaza de Armas (Calle Meced 139) donde está Entretenimientos  DIANA, con una gran cantidad de máquinas de juegos, que iniciara en 1934 cuando Don Roberto Zúñiga Peñailillo inauguró un juego de tiro al blanco que fue creciendo y diversificando, pasando por “Space Invaders” o marcianitos que fue mi X-Box de niño a modernas máquinas electrónicas.  La afición por este tipo de juegos ha sido muy fuerte en los santiaguinos y fue protagonista especial en los tiempos de la Dictadura Militar (1973-1989) cuando regía el Toque de Queda y de las pocas opciones de diversión era esconderse en ese local subterráneo con aire de clandestinidad a jugar a las maquinitas. Hoy el día sigue fuerte esa afición, por ejemplo entre semana a mediodía Juegos Diana está a full capacidad con empleados desde informales a altos ejecutivos que aprovechan la hora del almuerzo para ir a jugar, es así que el espectro de edades de quienes van allí no es de solo jóvenes, muchos cincuentones y más viejos jalan el promedio de edad.

Catedral de Santiago. (M. Mesa, 2019).

También en tour nos llevó por los pasajes comerciales, extensos callejones en el nivel de la calle que atraviesan grandes y antiguos edificios, es muy activo el comercio en los alrededores de la Plaza de Armas.

El auge de los modernos Centros Comerciales que se vive en Bogotá también se vive en Santiago y poco a poco le ha ido  quitando clientela a esas Galerías Portales y Pasajes Peatonales, pero ellos siguen de pie, recibiendo todavía muchos clientes a pie, quien sabe hasta cuándo pues ese nuevo tipo de comercio electrónico de los “Amazon” y Mercado Libres va ganando fuerza en Chile y es preferencia en las generaciones nuevas, sería un milagro que al ir envejeciendo y muriendo estas generaciones viejas puedan sobrevivir estos edificios antiguos como los conocí en este viaje, quien sabe que encontrarán mis hijos o nietos cuando vengan a Santiago en algunas décadas en lo que hace un siglo era el Portal de las Carteras.

CALLES PEATONALES:

Vista al cielo desde una de las calles peatonales de Santiago de Chile, en algunas partes se nota la influencia franco-italiana de esas migraciones de mediados-finales del siglo XIX, que es más evidente en Buenos Aires. (M. Mesa, 2019).

El centro histórico de Santiago tiene una buena cantidad de calles peatonales donde hoy en día grandes tiendas por departamentos, Bancos, Cafés,  restaurantes y artistas callejeros tienen sede. Son de gran afluencia de personas durante todo el día. 

CERRO DE SANTA LUCÍA Y EL RECORRIDO GASTRONÓMICO.

LO QUE YA NO NOS PUEDEN QUITAR. Unas de esas cosas son la experiencias de vida: lo comido y lo viajado (y lo corrido en el caso de este humilde servidor) como lo recuerda este aviso de la feria gastronómica ÑAM SANTIAGO, a donde llegué por casualidad explorando a pie Santiago de Chile al pie del Cerro de Santa Lucía.. (M. Mesa, 2019).

A; terminar mi tour de las Galerías me dediqué con mapa en mano a descubrir calles peatonales y vehiculares de esa cuña que conforma el Centro de Santiago, y como un imán me fue jalando al cruce de las calles Agustinas y Santa Lucía en la punta oriental de la cuña, al piede del ascenso al Cerro de Santa Lucia el cual me había sugerido visitar el alemán recepcionista de Santiago Backpackers. Es una colina de unos 70 metros de altura sobre los 570 metros de altitud de la ciudad y que desde la misma fundación de la ciudad sus senderos fueron registrando los pasos de la historia  de Santiago: Llamado Huelén por los nativos de la zona, fue en sus faldas donde el conquistador Pedro de Valdivia estableció su campamento antes de fundar Santiago de la Nueva Extremadura. El Cerro Santa Lucía cambió su apariencia agreste en 1872, gracias al intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna, quien lo convirtió en un atractivo paseo. Además de variadas especies arbóreas, ornamentación de origen europeo y reliquias del pasado colonial chileno, en el Cerro Santa Lucía destacan atractivos espacios, como el Castillo Hidalgo, y las terrazas Neptuno y Caupolicán.

Preparación especial en la zona de Comida de mar del Festival Gastronómico Ñam Santiago, nombre curioso para ese coctel de comida de mar: Rompecatre. (M. Mesa, 2019).

El acceso supuestamente era gratuito, pero al acercarme varios carteles anunciaban un Festival Gastronómico “ÑAM SANTIAGO” y mi incomodidad inicial de tener que pagar 4,000 pesos chilenos por poder entrar a un sitio de usual acceso gratis al público al ir ascendiendo al cerro se tornó en gran felicidad por las intensas experiencias de olores, colores y sabores teniendo a toda la cultura gastronómica chilena reunida en un solo lugar.

La primera estación, la de comida de mar en la “Cocinería Ruta de las Caletas, platos del mar y churrascaría”, en la Fuente de Neptuno y fue en la que más tiempo estuve aprendiendo de las Caletas, esos pequeños puertos a donde cada mañana anclan pescadores artesanales a comerciar pescado Fresco en pródiga variedad, y que se distribuyen a lo largo de las doce zonas de la costa Pacífica de ese alargado país. Cuando yo llegué estaban preparando un plato mezclando erizo, pulpo, merluza, navajeos locos, camarones, machas, ostiones, reinete y luche entre otros frutos de mar. Con diversos aderezos y marinados con limones y vino blanco.

Hummus en diversas presentaciones: al curry, chipotle, albahaca, ajo asado y pimentón asado. (M. Mesa, 2019).

En esa feria por el ascenso a la parte alta del cerro fuí descubriendo maravillas de esa variada cultura de un país muy extenso de múltiples paisajes entre el Océano Pacífico y los picos de la cordillera de Los Andes y regiones que en extensas y diversas latitudes van teniendo su propia identidad, donde destaco lo poderoso

Vista de Santiago de Chile desde el Cerro de Santa Lucía, la parte elevada donde el conquistador Don Pedro Fernández de Enciso acampara las noches previas a fundar la ciudad por allá a comienzos de febrero de 1541. (M. Mesa, 2019).

Y en el ascenso fueron apareciendo más gratas sorpresas, como muchas variedades de humus, quinoa, chia, ajos, papas, por mencionar algunas, hasta llegar a la zona de asados en la parte alta del cerro. Mi elección de almuerzo fue una tradicional empanada chilena rellena de comida de mar, apoteósica!.

PALACIO DE LA MONEDA:

Parte frontal del Palacio de la Moneda, vista desde la sombra de la Alameda en el costado norte de la Plaza de la Constitución, sobre la Calle Agustinas. (M. Mesa, 2019).

El día empezaba a marcar horas de la media tarde y al bajar del Cerro Santa Lucía llegué a la esquina de la Calle Santa Lucía con la Calle Moneda, le pregunté a unos jóvenes si esa calle “Moneda” tenía algo que ver con el Palacio de la Moneda (que estaba en mis imperdibles de este viaje) y me dijeron que si, que estaba a unas  seis cuadras caminando al occidente, eso fue lo que  hice y mis pasos me llevaron al costado izquierdo de la Plaza de la Moneda donde tienen una estatua de Salvador Allende y presidente de Izquierda (como la ubicación de su estatua) que fuera asesinado un 11 de septiembre de 1973 al abrirse paso uno de los episodios que mas heridas abiertas dejó en los chilenos con la Dictadura Militar y que siempre será foco de controversia.

Estatua de Salvador Allende en el costado izquierdo  del Palacio de la Moneda, en la Plaza de la Constitución, sobre la Calle Morandé. (M. Mesa, 2019).

El cansancio acumulado de viaje desde Bogotá la extensa caminata que acumulaba me pasó factura en una cómoda banca de parque al lado de Salvador, y un breve pero intenso sueño en la plaza de la Moneda se convirtió en parte de mis recuerdos de viaje, afortunadamente custodiado por varios policías que mantienen dando ronda por la plaza.

Esta parte del viernes me fue de gran utilidad para la Maratón pues pude reconocer la zona de salida/meta de carrera e identificar estratégico punto de encuentro el “Race Day” con Sandra Diaz y Juan Carlos Woodcock, mis alumnos de Team Correr Bien con los que viajé y otro par de amigos: Alejandro Rico, Pablo Robayo y Diego Mejía.   

Venta de pescado en el Mercado Central de Santiago. (M. Mesa, 2019).
Fachada del Mercado Central de Santiago. (M. Mesa, 2019).

El atardecer con luz extendida hasta las 7 pm me permitió regresar a pie al Hostal pasando por el Mercado Central (Av. Presidente Balmaceda con Av. Bandera, donde compré una generosa porción de uvas rojas y bananos para mis desayunos.

SÁBADO 6 ABRIL 2019.

LA EXPO:

Entrada a la Expo de Maratón de Santiago 2019 en el Centro Cultural Estación Mapocho. (M. Mesa, 2019).

Salí del hostal caminando unas pocas cuadras hacia el Centro Cultural Estación Mapocho y con Sandra, Juan Carlos y Alejandro nos encontramos a las 11 am para ir juntos a reclamar los kits de carrera. Esta es una edificación de arquitectura que a lo lejos parece una antigua estación de trenes, y es que eso era, el edificio vivió épocas agitadas cuando era la estación de partida del ferrocarril Santiago-Valparaíso que en tiempos de la dictadura de Pinochet a pesar de haberse declarado Monumento Nacional en 1976, permaneció muy descuidado hasta que en 1987 fue clausurado como estación ferroviaria al dejar de operar el servicio de trenes a Valparaíso. El edificio ya en ruinas fue recuperado al regreso de la democracia a Chile en el gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994) siendo inaugurado como Centro Cultural Estación Mapocho el 3/marzo/1994.

Juan Carlos Woodcock acaba de reclamar el kit.  (M. Mesa, 2019).

Fue una expo muy concurrida por los +33mil runners repartidos entre 6,347 maratonistas, 14,817 en Media Maratón y 11,837 en 10K. Se aprovechó muy bien por los organizadores el espacio de este Centro Cultural recibiendo inicialmente en una parte lateral el número de competencia y al fondo la camiseta, destaco el sentido ecológico al no entregar instructivo en papel, esa info se podía consultar por internet y al final funcionó evitando así el desperdicio de toneladas de papel que luego de ser ojeado muy por encima se convierte en basura. 

Una atleta chilena en una de las charlas pre-carrera.  (M. Mesa, 2019).

Había stands de marcas reconocidas, y de servicios para corredores, que van contribuyendo a que ya en Suramérica tengamos circuito de carreras de talla mundial como esta Maratón de Santiago, la Maratón de Buenos Aires, la de Sao Paulo, la Maratón Medellín y la Media Maratón de Bogotá entre otras.

Sandra Patricia Diaz (Team Correr Bien, COL) de compras en Chile.  (M. Mesa, 2019).

Al salir de la Expo fuimos al edificio de apartamentos donde estaban alojados Sandra y Juan Carlos, cerca de la Estación de Metro de Santa Lucía y con ellos y Alejandro preparamos una deliciosa pasta sin salsas, simple, como debe ser esa recarga de carbohidratos el día antes de carrera. Luego cada cual a descansar a su lugar de alojamiento y a prepararse sicológicamente para el calor infernal que nos habría de tocar el domingo.

Parte de la Delegación de Colombia con Fernando Jamarne, Director de Competencia de Maratón de Santiago. Desde la izquierda: Juan Carlos Woodcock, Sandra Diaz, Fernando Jamarne, el autor y Alejandro Rico.  (M. Mesa, 2019).

En esa tormenta perfecta de calor, hubo cambio horario en todo Chile Continental a la medianoche de sábado reajustándose a una hora menos (11:00 pm sábado) lo cual implicó que la salida de carrera del domingo que estaba programada para las 8:00 am con ese reajuste sería realmente una hora más tarde, una hora más ya entrado el sofocante calor que ese domingo 7 de abril de 2019 azotó el cielo y el suelo de la capital de Chile.

DOMINGO 7 DE ABRIL 2019.

RACE DAY, HOT DAY.

La pinta de carrera quedó lista desde el sábado, falta en la foto el bloqueador solar y el cubo de hielo, imprescindibles para un día de esos en que las piedras brincarían por el calor.  (M. Mesa, 2019).

El clima es algo que ya hoy en día es predecible a un par de días hacia adelante, y eso permite tomar medidas para soportarlo, el problema para nosotros maratonistas es que cuatro meses atrás al momento de inscribirnos a las carreras es todo un signo de interrogación, al inscribirme a la Maratón de Santiago yo esperaba unas temperaturas más benignas, pero parece que abril sigue siendo de extremos: hace un año en Boston Marathon dos días antes se confirmó la advertencia que nos congelaríamos en la carrera, pronóstico 100% acertado, y en este viaje ese libreto se repetía pero en latitudes y temperaturas opuestas: dos días antes de Maratón Santiago 2019 las redes sociales de carrera aparecieron con avisos de advertencia “DOMINGO, OLA DE CALOR”.

Última hora de frescura en la línea de salida/meta de carrera antes que el Rey Sol llegara por el oriente a probar voluntades de los corredores.  (M. Mesa, 2019).

La regulación de temperatura en carrera es todo un reto tecnológico para el cuerpo humano, y nuestra piel está diseñada para manejar calor extremo, pero eso en alguna medida afectará el resultado del tiempo en línea de meta, ese fué el principal obstáculo a superar que debimos enfrentar los +33mil atletas, especialmente los que estaríamos más tiempo expuestos al inclemente sol austral: los 6,347 corredores de los 42 Km 195 metros, ayudó mucho el conocer con anticipación el clima que tendríamos, yo había echado en la Maleta en Bogotá la “pinta de sol” y la “pinta de lluvia”, eso es lo que toca hacer en estos tiempos de cambio climático. Otra medida que alcanzamos a tomar fue extremar la hidratación el día sábado, eso fue fundamental. 

El autor (#6163) con Pablo Robayo (#6374) quien también viajó desde Bogotá.  (M. Mesa, 2019).

Con esas precauciones extra y un poco ansiosos por si los relojes de mano y celulares habían tomado a medianoche de sábado el retraso de una hora me desperté algo (o muy?) ansioso la madrugada del domingo de maratón, como es costumbre ya con la ropa preparada al lado de la cama y la bolsa para el guardarropa oficial debidamente preparada y revisada desde la noche de sábado.

Alejandro Rico, otro viajero desde Bogotá al viaje a pie en Santiago.  (M. Mesa, 2019).

Estaba saliendo del Hostal aún a oscuras a las 5:02 am, caminé un par de cuadras y tomé un taxi por otras siete pagando la mínima de $1,000 pesos Chlilenos (unos $5,000 pesos colombianos) estaba bajándome del taxi en el costado norte de la Plaza de la Moneda, para aún con el cielo oscuro caminar por zona de salida/meta a capturar fotos de los atletas madrugadores entre los que me encontré con Pablo Robayo.

Al ir avanzando los minutos el reloj fue subiendo la densidad de personal por las calles alrededor de la Plaza de la Moneda, especialmente la Calle Morandé entre Calles Moneda y Avenida Bernardo O´Higgins donde los Maratonistas nos concentramos.

La delegación del Team Correr Bien de Colombia.  (M. Mesa, 2019).

A las 6:20 me encontré con Sandra, Juan Carlos y Alejandro en la estatua de Salvador Allende, nos tomamos la foto de grupo del “antes de” correr enfrente al Palacio de la Moneda y luego a buscar los baños (SIN FILA!!!), el guardarropa donde dejé todo excepto los geles Going (en esta no llevé celular para fotos, pues el Boston Qualifier era todo el enfoque).

Nora, la Novicia Voladora (#39393).  (M. Santiago, 2019).

Al portal de ingreso de corral de salida llegué con Alejandro Rico, y todo fluyó muy puntual a la hora de ingresar a la zona propiamente de salida de carrera, donde ya el sol calentaba nuestras espaldas. Diez minutos antes de salida de carrera el despejado cielo ya azul fue surcado por cuatro aviones de la Fuerza Aérea Chilena como saludo a los atletas, un muy bonito recuerdo que se quedó grabado en el lente de mi retina.

10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…

Mapa de ruta de los 42,195 metros de Maratón de Santiago 2019.  (M. Santiago, 2019).

Puntual, muy puntual partió la carrera entre el costado sur del Centro Cultural Palacio de la Moneda y la gigantesca bandera del Bicentenario, en  Avenida Bernardo O´Higgins entre Calles Morandé y Teatinos. Nuestros pasos tomaron rumbo al occidente para girar antes del Km 2 a la derecha por la Avenida España.

“Y DESPUÉS NO DIGAS QUE NO TE AVISAMOS!” Por redes sociales la organización de carrera  de Maratón de Santiago 2019 previamente había advertido del Golpe de Calor que sería protagonista el 7 de abril de 2019.  (M. Santiago, 2019).

Mi objetivo era mantener siempre la “velocidad de crucero” de 4min:50seg para el Boston Qualifier en meta de 3h:24 minutos.

Zona de meta.  (M. Mesa, 2019).

Los primeros 5 Km fueron principalmente en bajada (20 metros de desnivel) hasta el cruce de calles Ñuble con Viel, que sería el primer punto de hidratación. Desde allí hasta el Km 15 (esquina de Calle Pocuro con Avenida Los Leones) ascendimos 80 metros de altitud de 525 a 603 m.s.n.m. El paso siguió firme, pude manejar el ascenso manteniendo la velocidad objetivo.

La Avenida Los Leones fue un respiro al tener pendiente en bajada desde ese Kilómetro 15, fueron casi 5 Km de pendiente a favor por esa y la Avenida Jose Pedro Alessandri, mi objetivo fue logrado de mantener la velocidad de 4:50/Km.

Una corredora salta de la felicidad, ha terminado una maratón en uno de los climas más adversos.  (M. Mesa, 2019).

El gran reto de carrera en mi opinión fue soportar ese constante ascenso desde el Km 20 al Km 32 (la mayoría del Km 22 al Km 32 por la Avenida Américo Vespucio), en un falso plano que en algunas calles se convirtió en fuerte ascenso, en total mi Garmin registró 92 metros subiendo de 571 a 663 metros de altitud. Mi paso estable de 4:50/Km empezó a vacilar en el Km 30, faltando dos kilómetros de ascenso. Aparecieron velocidades de 5:20/Km y hasta 5:40/Km en ese último ascenso por Calle Francisco de Aguirre  llegando al “Everest” de carrera en Km 32 y medio en el cruce de esa calle con Calle Luis Carrera para giro izquierdo que iniciaría el descenso.

Un gran acierto! La carpa cubierta en la zona de vuelta a la calma por la calle Teatinos.  (M. Mesa, 2019).

Mi amigo Javier Frega, quien ya había corrido esa carrera me había comentando hacía unas semanas que “quien llegue vivo al Km 32 volará en ese descenso desde allí a meta”.

Zona de masaje de recuperación.  (M. Mesa, 2019).

Yo llegúe vivo a ese Everest, pero curiosamente allí el paso fue cayendo en paralelo con la pendiente de bajada de carrera y esos últimos 9 Km desde el Km 33 hasta meta fueron de pesadilla: Mi paso de carrera fue bajando y mis sensaciones de dificultad para dar las zancadas denotaban que mi cuerpo estaba al límite y el paso de carrera cayó a niveles de hasta 6:30/Km en algunos puntos, pero curiosamente ya en bajada!. Rodando paralelo a la Autopista Costanera Norte.

Fruta para calmar la sed.  (M. Mesa, 2019).

La pendiente desde Km 32 y medio hasta meta fue muy pareja de 90 metros en bajada desde 660  hasta 550 metros de altitud, pero mis piernas no respondieron a esa ventaja de la pendiente a favor.

El crono en meta me marcó Oficial 3 horas:38 minutos: 42 segundos, el cual es un buen tiempo de carrera, dado la pendiente y temperatura, pero no suficiente para el objetivo trazado de sub-3h:25min del Boston Qualifier.

Más cotizado que un whisky 18 años en esos momentos de mediodía del soleado domingo 7 de abril de 2019 en Santiago de Chile: Gatorade en las rocas.  (M. Mesa, 2019).

Siempre uno busca la excusa perfecta para sentirse bien y descargar en factores externos las responsabilidades, pero el tiempo en meta es uno, invariable, no nos deja recortar segundos que por el calor que hizo, que porque comí algo que me sentó mal, que por que mucha pendiente, etc. Es lo que es, y es lo bonito del Maratón, no te regala nada, todo lo tienes que ganar a pulso.

Para mí fue una extraordinaria experiencia, un viaje maravilloso al Sur de América, que sin duda repetiré algún dia, la carrera me fascinó justo por esos retos de clima y pendiente que me retaron a ver que tanto estoy interesado en volver a Boston Marathon en el año 2020.

De mi Boston Qualifier, como escribí en mi Post de Instagram esa noche de domingo ya casi de salida para el Aeropuerto, tengo la voluntad de seguir buscándolo el SUEÑO SIGUE INTACTO, Aún tengo ánimos de entrenar, cuento con tenis e indumentaria de la mejor con New Balance, debo seguir cuidando mi alimentación y mis entrenamientos, y seguir adelante, aún estoy en ventana de clasificación para buscar esa anhelada marca de sub-3h.25min.

Team Correr Bien, Misión cumplida!.  (M. Mesa, 2019).

Al escribir estas líneas un par de días después de Maratón de Santiago, ya en Bogotá estoy empacando maletas para el viaje a la primavera de mis días el tercer lunes de cada abril de cada año, BOSTON MARATHON, este lunes 15 de abril de 2019 correré mi Boston número 15, que si hubiera hecho la marca para esa carrera del 2020 la pensaba “trotar” como ha sido tradición los años recientes. PERO ahora este Boston Qualifier aplazado en Santiago me está rondando la cabeza y estoy considerando algo que va en contra de la lógica: Volver a intentar ese sub-3h:25min allá mismo en Boston, una semana después de un gran esfuezo, que tal vez no sea suficiente recuperación, que después si no lo logre tendré la excusa perfecta que porque iba cansado de Santiago. PERO este deporte como la VIDA misma es de hacer a veces cosas aparentemente irracionales.

Parte de la delegación de Colombia  (M. Mesa, 2019).

El pronóstico del Clima para Boston este lunes 15 de abril al momento de cerrar esta nota el martes 9 de abril es de Lluvia y nubes. Voy de Santiago a Boston de extremo calor a posiblemente revivir la pesadilla del General Invierno de Boston 2018. PERO MÁS ALLÁ DEL CLIMA, más allá de cualquier excusa válida, el crono en meta de Boylson Street de Boston me preguntará sin mayores detalles si logré ese sub-tres horas y veinticinco minutos y será mi tarea hacer todo lo posible, contra todas las EXCUSAS (perdón, justificaciones) el logarlo o no.

En la historia del Running tengo referentes que héroes como Alain Mimoun, quien contra todos los pronósticos ganó su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 por delante de su archirrival Emil Zatopek. Mi gran rival seré yo mismo y mis temores (ah, y mis cansancios de Santiago de Chile de la semana anterior).

Se ganaron el viaje a Boston! Los New Balance Fresh Foam Zante Pursuit respondieron a lo exigente de Maratón de Santiago de Chile, y quedan convocados para Maratón de Boston el lunes 15 de abril.  (M. Mesa, 2019).

Y si no se diera en Boston el Boston Qualifier? NO PROBLEM, lo seguiremos intentando de aquí a septiembre, con otra complejidad que será acabar de preparar mi Quinta COMRADES, la carrera de 87 Km que el 9 de junio correré el domingo 9 de junio entre Durban y Pietermaritzburg, y para la cual este tiempo de carrera en Santiago de Chile de Sub-3h40min me asegura un Corral de Salida “C” que era también objetivo junto con el Boston Qualifier!!! Así que a seguir el camino y con la agradable compañía de mis alumnos del #teamcorrerbien es un camino muy agradable de seguir, el camino de la vida que es el que debemos vivir intensamente, en el cual cada dia, cada paso cuentan si lo das con todo el optimismo, con todas la ganas de vivirla en MAYÚSCULAS.

Bye Bye Santiago, Hello Boston.  (M. Mesa, 2019).

De Santiago salí con espectaculares recuerdos, maravillosas anécdotas como ese “VAMO CHIQUILLO” con el que la gente nos animaba desde el andén la frase patentada en Chile para animar a los corredores, y que yo escuchaba como una invitación a seguir con esa curiosidad que tenemos en la infancia descubriendo las maravillas que van apareciendo en el camino y al lado de este en nuestro diario correr. 

Rumbo Norte: Amanece el lunes 8 de abril de 2019 en un lugar del borde occidental de Suramérica. Las naves del destino toman rumbo norte, a Boston, Boston Marathon.  (M. Mesa, 2019).